lunes, 27 de diciembre de 2010

Al igual que en la sociedad, en la vida matrimonial, cuando hay síntomas de maltrato, descuido o desorden los problemas se acentúan y se acrecientan, por ello es necesario cuidar siempre que no existan ventanas rotas. 



En 1969, en la Universidad de Stanford, el profesor Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos automóviles idénticos abandonados en la calle (misma marca, igual modelo, color, etc.). Uno lo dejó en el Bronx en Nueva York, y el otro en Palo Alto en California. 

El coche abandonado en el Bronx tardó poco en ser desguazado. Perdió las ruedas, el motor, los asientos, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo demás fue pronto víctima del vandalismo. En cambio, el coche abandonado en Palo Alto para la misma fecha se mantenía intacto. 

Sería muy fácil atribuir ese desenlace al distrito en que se dejó. Sin embargo, el experimento no quedó ahí. Cuando el coche abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un cristal del automóvil de Palo Alto. El resultado fue, sorprendentemente, muy similar al del Bronx: el vehículo fue saqueado por completo en pocos días, víctima del robo y el vandalismo, que lo redujeron al mismo estado en que quedó el otro. 

viernes, 17 de diciembre de 2010

LAS DIFICULTADDES DEL MATRIMONIO

El matrimonio y la familia no carecen de dificultades, por el contrario poseen mayores retos y problemas, precisamente porque se está viviendo un sacramento y las tentaciones se multiplican, además debemos considerar que donde hay dos personas ya hay suficiente material para una discusión.
Estos problemas a menudo son más fuertes en el plano de los afectos. Los recelos, desconfianzas, discusiones, rencores, faltas de perdón. También afectan al plano de las voluntades, más aun si hablamos de faltas mayores como infidelidad, mentiras, violencias, graves discusiones, sin embargo, muchos de ellos son ahogos y aflicciones que se presentan por situaciones pequeñas o menores, pero que con el tiempo pueden ocasionar serios daños, resquebrajamientos familiares e incluso dolorosas separaciones. Aún cuando no se llegue a tanto, sin embargo, esto es suficiente para amargar o hacer difícil la vida de la familia y no encontrar la felicidad.

Escusas hay muchas, “-Es que pensamos diferente-”; “-Nuestro problema es que somos distintos-”; sí…….!! y precisamente por eso se casaron; no hay dos cosas más diversas que una llave y una cerradura y trabajan perfectamente! ¿dónde vamos a encontrar dos personas que piensen exactamente igual en todo?. Esto se complica cuando utilizamos las escusas de: “-Lo que pasa es que no cede y solo quiere las cosas a su manera…..”

Esto nos aclara que los problemas familiares o matrimoniales no son principalmente problemas de temperamento (aunque pueden terminar causando serias perturbaciones) sino espirituales. Dicho de otro modo, son problemas de virtudes. De uno de los cónyuges o de los dos.

¿Esto tiene solución? Claro que sí; una solución fácil de formular y difícil de cumplir. Pero que vale la pena, siendo su resultado la felicidad y por ello se detallan las pequeñas virtudes que el Santo Marcelino Champagnat hizo: